Lincoln: El precio de la libertad y la democracia

La primera escena dice prácticamente todo a cerca de lo que veremos: Un grupo de soldados en gris y azul marino luchan a muerte en el lodo, sin piedad, como si no hubiera mañana

Fecha: 6/02/2013
Publicada originalmente en Proceso.com.mx

La primera escena dice prácticamente todo a cerca de lo que veremos: Un grupo de soldados en gris y azul marino luchan a muerte en el lodo, sin piedad, como si no hubiera mañana.

Ese fue el precio de la libertad que quería Lincoln, ese fue el precio que pagó, junto con una nación y que se llevó a la tumba.

Cuando comienza la cinta, Lincoln (Daniel Day Lewis) se encuentra en su segundo período como presidente de Estados Unidos; la cruenta Guerra Civil por la que atraviesa el país parece acercarse a su fin, lo cual sería ideal si no fuera porque Lincoln desea que su propuesta para abolir la esclavitud para siempre sea aceptada por el congreso.

Lincoln está dentro de un remolino de intereses encontrados, republicanos a favor, demócratas en contra, opiniones encontradas entre su propio gabinete,  una relación de estira y afloja con su esposa Mary (Sally Field) y un hijo que desea enlistarse en el ejército (Joseph Gordon-Levitt).

Lincoln tiene sangre en sus manos y está dispuesto a todo; está convencido de que todos los hombres fueron creados iguales, está convencido que su lucha es necesaria. El peso que carga Lincoln puede sentirse en su rostro y en su caminar.

Por supuesto tiene aliados como el duro y combativo político Thaddeus Stevens (Tommy Lee Jones) o el caricaturesco y persistente WN Bilbo (James Spader), quien ayuda a cabildear en el congreso para conseguir votos a favor de la enmienda.

Para Lincoln, la guerra no puede terminar sin que la emienda constitucional que propone sea aprobada.

Con un gran guión y estupendas actuaciones, principalmente la maravillosa participación de Field y Lewis, Lincoln  (EU-2013) es una cinta extraordinaria y al mismo tiempo cruda: la democracia, la igualdad y la tolerancia también cuestan sangre.

En el fondo, Lincoln sabe que esto sólo es el principio, la abolición es el primer paso, y una vez dado, será responsabilidad de los nuevos ciudadanos libres de forjar su futuro. Las cosas quizá no serán más sencillas.

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